Dentro de una semana comienza la Cumbre de Copenhague, conferencia auspiciada por la ONU sobre cambio climático, con la intención de alcanzar un pacto de sustituya al Protocolo de Kyoto. Hace una semana, Nigel Lawson, ex ministro británico de finanzas, publicó un artículo en 'The Times', del que extraigo y adapto algunas ideas:
Bajo el Protocolo de Kyoto, las naciones desarrolladas que lo ratificaron (casi todas, excepto Estados Unidos), acordaron reducir las emisiones de CO2 para el año 2012 en un 5% respecto a los niveles de 1990. El nuevo tratado propondría la reducción para el año 2050 al 50% del nivel de 1990, tanto para naciones desarrolladas como para naciones en vías de desarrollo (entre las cuales se encuentra China, que ya produce más CO2 que Estados Unidos).
Pero es prácticamente imposible que un acuerdo así se alcance. En primer lugar, parte de las reducciones que han permitido bajar ese 5% acordado en Kyoto, se deben a la deslocalización de la industria a países en desarrollo, no sometidos al tratado; y esa práctica no estará disponible en este caso, al estar sometidos también los países en desarrollo. En segundo lugar, una reducción del 50% es mucho más ambiciosa que un 5%.
Pero sobre todo hay un argumento moral: la razón por la que se utiliza energía basada en carbón, es porque es la más asequible, y probablemente seguirá siéndolo los próximos años. Cambiar a energías más caras puede ser aceptable para los países ricos. Pero en los países en desarrollo todavía hay millones de personas sufriendo de pobreza extrema, y sus consecuencias: enfermedades prevenibles, malnutrición y muerte prematura. Para estos países, la prioridad debe ser alcanzar el desarrollo lo más rápido posible, lo que implica utilizar la energía más barata, basada en el carbono.
Por tanto el objetivo de Copenhague no será conseguido, por suerte para todos, aunque será declarado como un gran éxito; a los políticos no les gusta asociarse al fracaso, y sea cual sea el resultado, se presentará como un éxito, y será seguido de nuevas reuniones los próximos años.
El mayor error del conocimiento convencional actual es que si se acepta el punto de vista (actual) mayoritario entre los científicos, del aumento de la temperatura global (medio grado en el último cuarto de siglo XX) a las emisiones de carbono de origen humano, la consecuencia es que debemos descarbonizar nuestras economías.
Nada más lejos de la verdad. No sé si la el punto de vista mayoritario (y no consenso!) entre los científicos es correcto. Desde luego es curioso que, mientras sus modelos predecían una aceleración del calentamiento global durante este siglo asociado al aumento de las emisiones, hasta ahora no ha habido ningún calentamiento adicional. Aún así, podráin estar en lo cierto.
Pero aunque así fuera, este hecho no puede determinar la elección de la política correcta. Porque un clima más cálido tiene también ventajas, no sólo inconvenientes. Incluso si hubiera un balance de desventaja, que no está claro, sería mucho menor que el coste económico (por no hablar del humano) de la descarbonización. Más aún, si el mayor de los atributos de la humanidad es la capacidad de adaptación a circunstancias cambiantes. Adaptándonos al posible calentamiento de los próximos años, podríamos aprovecharnos de los beneficios y reducir las desventajas, a un coste mucho menor que el de la descarbonización - suponiendo que ésta fuera posible.
Pero es que además la base científica del calentamiento global está ahora mismo bajo escrutinio. La principal fuente de proyecciones del calentamiento global es un pequeño grupo de científicos del Climate Research Unit (CRU) de la Universidad de East Anglia. Hace dos semanas, un hacker obtuvo acceso a las cuentas de correo y publicó en la blogosfera parte de los correos internos, que la CRU ha admitido son, al menos en parte, auténticos. Asombrosamente, lo que ha salido a la luz es que:
1) los científicos han estado manipulando los datos de temperaturas para mostrar una tendencia de crecimiento imparable
2) han denegado sistemáticamente el acceso a los datos originales
3) han tratado de evitar la libre circulación de las peticiones de información
4) han estado discutiendo formas de evitar que los científicos disidentes pudieran publicarse en las revistas científicas.
Puede que haya una explicación razonable. Pero está claro que la integridad de la evidencia cinetífica en la que se basan las políticas del gobierno británico y de otros países, a través del IPCC, y que tienen alcance multimillonario, han quedado en entredicho. Una revisión independiente debería hacerse lo antes posible.
En este entorno, anuncio la creación de un 'think-tank' multi-partidista, la Glbal Warming Policy Foundation, que espero sirva para cambiar el rumbo en el debate político y público sobre las políticas relacionadas con el calentamiento global. Como mínimo, un debate abierto y razonado sobre este asunto será saludable. La ausencia de este debate entre los partidos políticos en este momento hace esta contribución aún más necesaria.
1 comentario:
No creo que sea una mentira lo del calentamiento global, es mas, estoy deacuerdo que parte de ese calentamiento está provocado por el hombre.
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