Malas noticias para Al Gore y los environmentalistas. Un informe publicado por la NASA el pasado 13 de noviembre revela que el incremento del deshielo detectado en los últimos cinco años en Groenlandia no se debe al calentamiento global, si no a una inversión de la circulación en el Oceano Artico, a causa de cambios en la circulación atmosférica que varían en periodos de décadas.
El equipo, liderado por James Morison, del Laboratorio de Física Aplicada de Ciencia Polar de la Universidad de Washington, en Seattle, USA, utilizó datos de satélite y de galgas de presión de profundidad marina para monitorizar la circulación del Oceano Artico del 2002 al 2006. Midieron cambios en el peso de las columnas de agua, entre la superficie y el fondo marino. El peso está influido por factores como la altura de la superficie marina y su salinidad. Un oceano más salado es más pesado y circula de forma diferente que uno con menos sal.
La tendencia al deshielo de Groenlandia, que alcanzó en 2007 valores record sobre los últimos 20 años, similares a los que hubo en la década de los 50, podría revertirse a partir del año próximo.
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