jueves, 15 de noviembre de 2007

Telemadrid emite esta noche a las 23h 'The Great Global Warming Swindle' - 'La Gran Estafa del Calentamiento Global'

Esta noche por fín podremos ver en una televisión española el documental referido el pasado 17 de mayo, The Great Global Warming Swindle (también conocido como GGWS), una visión un poco distinta de la que Gore expresa en 'Una Verdad Inconveniente'.

Vía Barrapunto:
Esta noche, el canal regional Telemadrid emite en prime time (23h) el documental The Great Global Warming Swindle (con traducción políticamente correcta: La otra cara del cambio climático). Aunque no lo ha promocionado en absoluto, es el primer canal público español que se atreve a plantear el punto de vista de los científicos que discrepan de las tesis más catastrofistas, punto de vista que generalmente es o ignorado o deformado (convirtiendo a quienes osan oponerse a la teoría oficial en enemigos de la ciencia). El documental de Durkin, en el que solo aparecen científicos y que discute una por una las afirmaciones de la teoría oficial del cambio climático de origen humano, no ha obtenido la misma atención mediática que el film de Al Gore, no va a recibir el oscar ni va a ser proyectado en las escuelas, pero sí ha logrado una gran repercusión gracias a Internet y a los usuarios que lo comparten subtitulado vía p2p.

Update: 11/15 16:40 GMT by Y :Telemadrid ha incluido por fin información sobre el documental en su web, donde a las 14h no había aún referencia alguna. Han puesto también un vídeo promocional.
Además de Gran Bretaña, fue emitido en Australia por ABC, donde la misma noche de su emisión fue atacado ferozmente por la propia cadena, como explica el propio Durkin preguntándose los motivos de tanta saña. Incluso, en una acción sin precedentes, un grupo de científicos instaron a Durkin para que "corrigiese" las afirmaciones del documental en la edición del DVD para ajustarse "al interés público", preocupación que no han tenido con las evidentes exageraciones (cuando no falsedades) que se cometen para defender las tesis contrarias, lo que provocó que un columnista de Times hablase de una nueva religión con su fábrica de herejes.

Lo que está en juego no es tanto decidir quién lleva razón, si Al Gore o Martin Durkin, sino un pre-requisito como es mantener intacta la capacidad de crítica sin ser proscrito, marginado o amenazado por ello, algo imprescindible para el saludable funcionamiento de la sociedad y, por supuesto, de la propia ciencia. Quienes tratan de cerrar el debate público o de escamotearlo son los que, sean o no conscientes, más daño están haciendo a la ciencia y sobre todo a la propia sociedad, al abocarnos a tomar decisiones precipitadas, oportunistas, fruto del temor irracional que puede provocar la propaganda alarmista, y que tal vez por ello no sean las decisiones más acertadas (recuérdese el caso del DDT). Confiemos en que esos intentos de silenciar la crítica produzcan justamente el efecto contrario, como sucedió en Australia, y se pueda discutir libremente como sobre cualquier otro tema que nos afecta a todos.

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