miércoles, 15 de junio de 2011

Fukushima y el futuro de la energía nuclear

La situación creada por el terremoto y posterior tsunami en la central nuclear de Fukushima ha provocado un rechazo generalizado hacia la energía nuclear y la congelación tanto de los planes de creación de nuevas centrales nucleares como de la extensión de las centrales existentes.
En el caso de Alemania, Angela Merkel primero decidíó aplicar una moratoria a la decisión de prolongar la vida útil de 3 centrales nucleares, y aplicar un parón temporal a las 7 centrales más antiguas para revisar su seguridad, pero aún así (o tal vez por ello) se llevó un varapalo electoral. Sólo unos meses antes había decidido prolongar la vida útil de las centrales nucleares 12 años más. A finales de mayo decidió adelantar el parón nuclear, anunciando la desconexión de todas las centrales nucleares de Alemania para el año 2022.
En el caso de Italia, el primer ministro Silvio Berlusconi ha perdido, entre otros, el referendum sobre energía nuclear, que hubiera permitido la construcción de nuevas centrales nucleares, derogando la situación creada en 1987, a raíz de la catástrofe de Chernobil, cuando se cancelaron los programas nucleares italianos.
En otros países se somete a las centrales a pruebas de estrés de seguridad; por ejemplo en zonas no sísmicas, la prueba es de supervivencia a un ataque terrorista o nuclear.
Curiosamente, no parece que en Japón, país más afectado, haya planes de cierre de las centrales nucleares existentes, reconociendo la excepcionalidad del accidente y sus circunstancias. Parece que las decisiones de parada son más emocionales que racionales, teniendo en cuenta.
En cualquier caso el cierre o/y la paralización de nuevas inversiones en centrales nucleares tendrá un coste económico, pero también medioambiental. Si no es posible sustituir toda la energía generada por las centrales mediante energías renovables y una mayor eficiencia, habrá que aumentar el uso de centrales térmicas, que son las que más contaminan.

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